7 de Junio 2004

No me llames Dolores, llámame Logan

Creo que es necesario que os hable más en detalle del Gato (mi churri), un ser único donde los haya. En concreto sobre su comportamiento en los restaurantes.

Para empezar, cuando pide mesa no es capaz, así le maten, de dar su verdadero nombre. En vez de eso aprovecha para soltar cualquier cosa rara que se le ocurra, normalmente frikadas. Si son ustedes concienzudos (Grissom) pueden seguir la pista de nuestras andanzas en los cuadernos de los maitres de medio madriz. Por otro lado no es obvio, nunca oireis a un camarero voceando '¿Señor Frodo, por favor?', no, él es más sutil. Dice cosas como Señor Solid, Señor Gaudi (su favorito, por el personaje manga, no por el arquitecto, pero al menos la existencia del arquitecto me ahorra mucha vergüenza ajena...), Señor Logan y la estrella del momento, señor Snape. Es como un detector de frikis, cundo el maitre nos llama porque tenemos mesa, dos o tres cabezas se alzan de entre la masa cual perritos de la pradera para ver a la cabeza de Slytherin senarse en la zona de no fumadores.

Luego viene el calvario del camarero. El sujeto acude presto y solícito para tomar nota de las bebidas y Gato asume una actitud que activa inmediatamente la alarma de 'cliente cabrón' del trabajador hostelero, al mismo tiempo que le bombardea con un haz racheado de su 'aura guay' registrada, sumergiéndole en un estado de sumisión confusa rayana en el elfo Dobby. Jarl.

Otras minucias, la ensalada compartida. Practicamos con ella una especie de ritual deportivo que empieza con una medición exacta del centro de la mesa para que el bol esté equidistante de ambos, luego, tras dar la salida, atacamos el contenido con los tenedores. Normalmente se respeta un turno riguroso, pero están permitidas estrategias tales como desalojar habilmente el tenedor del contrincante con el propio con un giro de muñeca cuando consideramos que en su contenido hay un porcentaje excesivo de surimi respecto a la lechuga, porque, como la melange para los protagonistas de Dune, consideramos que el surimi es la vida. Gana el que coma mas, pero hay una regla excepcional, como la snithch del quidditch, con el tomatito cherri. Nos lo lanzamos de un extremo a otro del bol entre bocado y bocado: el que consiga salpicar de salsa la ropa del contrario en el proceso pierde.

Cuando el camarero tarda demasiado en venir a tomar nota asumimos uno de estos comportamientos:

1- Cuando al fin llega el camarero le pedimos la cuenta. El hombre se va y vuelve muy confuso, porque aun no hemos consumido nada, y entonces, con una sonrisa beatífica, procedemos a pedir.

2- intentamos comer con cuchillo y tenedor cosas tales como el número de la mesa, el menú, las flores... a ver si se dan por aludidos.

3- Fingimos grabar graciosas coplillas en la mesa con la punta del tenedor de carne.

4- Practicamos la servilletoflexia: hacer simpáticas figurillas con la servilleta. La favorita de los niños suele ser el nazgûl enano del que se rien los otros ocho, el dia de su comunión (porque obviamente, la servilleta es blanca).

5- Practicamos mimo: así como la anterior es la especialidad del gato, esta es la mía (lo siento, Vetinari). Muy celebrada fue mi pantomima de la capptura del muslito: cojo el tenedor, ato una cuerda invisible en él y lo lanzo al plato de muslitos de pollo de la mesa de al lado, capturo uno, recojo el sedal y lo devoro. A los de la mesa de al lado mucha gracia no les hizo, pero al camarero si. Vino a tomar nota y todo!

Variante: cuando pides la nota y no te la traen.

1- Nos levantamos y empezamso a ponernos los abrigos diciendo 'Nos vamooos...' 'Nos estamos yendooo...'

2- Centímetro a centímetro empezamos a arrastrar la mesa y las sillas hasta la salida, con acompañamiento de banda sonora (aah aah aah aah aaah aaaaaah... turururn tutun tutun: Expediente X). Normalmente nos interceptan a la altura del pasillo, pero conseguimos nuestro objetivo, que nos hagan caso.

3- Profundizamos en el noble arte de la servilletoflexia, con escenas hondamente conmovedoras como 'Aventuras del nazgûl en el plato de ensalada' o 'El nazgûl bajito prueba la cocacola'

Además de esto durante la comida hablamos muy alto, gesticulamos, hacemos esgrima con los tenedores... recuerdo un conmovedor día en Pizza Jardín en que le di al buen Gatito una clase gratis de Encantamientos, cual Flitwick cualquiera, usando el mango de la cuchara del parmesano como varita. '¡Wingardium leviosa!' Ah, y Gato confraterniza con camareros y camareras (eres un fenómeno, como te va la vida... etc. Y cuela. Seguimos entero el proceso de examenes del MIR de una camarera médico que conocíamos, y nunca supimos como se llamaba. Dicen que gran parte del éxito de Napoleón entre sus tropas es que se acordaba del nombre de todos sus soldados. Puede ser. Lo que si es verdad es que Gato no se acuerda del nombre de ningún camarero con el que confraterniza, solo la cara, pero como les llama campeón y machote - a ellas guapa - ni falta que le hace).

Vosotros direis: ¿Y no os hechan? Pues no. Nunca nos ha pasado. De hecho en un chino al que ibamos mucho nos saludaban especialmente y nos regalaban chuminadas. Bueno, eso después de que psiconalizáramos en directo el desarroyo afectivo de un limón helado. Yo creo que nos veían llegar y se decían el uno al otro en chino: esta noche tenemos cena espectáculo. Bueno, mejor que nos lo pasabamos nosotros no se lo pasarían ellos, que llamabamos Fujur a una camarera especialmente agraciada (por la otra punta)...

Por cierto, el otro día estuvimos en la boda de mi primo, super fisna, en el hotel Villareal, cinco estrellas y subiendo, oyes, y el tío que nos sirvió era Severus Snape. Lo juro. A ver si me pasa el primo las fotos por intenné y tenemos suerte y le veis... la misma nariz que Alan Rickman, los mismos gestos de desprecio, la misma boca, los ojos eran diferentes y llevaba el peinado del señor Spock, pero cuando bajaba la vista era idéntico. Además, te cogía el plato que parecía que te lo iba a estampar en la cabeza más que a llevárselo. Yo creo que es porque se coscó del cachondeito que nos traiamos con él...

Escrito por Aranluc a las 1:30 PM | Comentarios (8)